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A CADA OBRA SU FACTURA
¿CÓMO VAMOS A ORGANIZAR ESTO?
- LA FACTURA COMO PRUEBA DE MI TRABAJO Y LEGITIMIDAD
- LA PROCEDENCIA, MI OBRA EMPIEZA A TENER HISTORIA.
- VALOR ECONÓMICO Y FISCAL: CUIDAR EL PRESENTE Y EL FUTURO.
- SEGURIDAD PARA TODOS: SEGURIDAD ENTRE ARTISTA Y COMPRADOR.
- DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA: CONTAR LA HISTORIA COMPLETA.
- MEMORIA CULTURAL: LA FACTURA COMO TESTIGO DE MI TRAYECTORIA.
- MIS BUENAS PRÁCTICAS: CUIDAR CADA PAPEL COMO CUIDO CADA OBRA.
- CONCLUSIÓN.
- BIBLIOGRAFÍA.
Antes de nada quiero dar una razón a este artículo ¿para qué ahora? Pues te puedo decir que las experiencias, charlas y aprendizajes que he tenido este último año, me han hecho darme cuenta de la necesidad de "educar" sobre este tema a los pequeños y medianos coleccionistas, quienes ignoran que aquello a lo que pretenden renunciar les puede proporcionar, el día de mañana, grandes alegrías.
Dicho esto, entramos en materia:

Cuando empecé a vender mis primeras obras, nunca pensé que un simple papel pudiera tener tanta importancia. Hoy sé que las facturas no son solo un recibo: son los primeros documentos que comienzan a contar la historia de cada obra. Cada vez que firmo una, siento que le doy un registro a lo que he creado, que mi trabajo empieza a tener vida más allá de mi estudio. Así que si quieres descubrir mis obras y adquirirlas directamente, visita mi tienda online aquí mismo.
O puedes dejarlo para más tarde y seguir leyendo.
1. LA FACTURA COMO PRUEBA DE MI TRABAJO Y LEGITIMIDAD
Para un artista emergente, cada venta es un paso importante, no solo económico sino también profesional. La factura es la prueba de que mi obra ha encontrado un hogar legítimo. Garantiza al comprador que la pieza es auténtica y, al mismo tiempo, me protege legalmente como creador.
Recuerdo mi primera venta: una pequeña acuarela de un colibrí que alguien compró directamente en mi tienda online. La factura fue breve, sí, pero con ella sentí que aquel pedazo de mi mundo estaba oficialmente en manos de otra persona, con todo el respaldo que necesitaba.
Según Levine (2009), “las facturas conectan el objeto con su cadena histórica de propiedad, funcionando como evidencia primaria de su legitimidad”.
Cada factura relacionada con la obra —desde la venta original en galería hasta las transacciones posteriores— constituye una prueba tangible de su paso por distintos propietarios. Estas facturas no solo confirman la legalidad de cada compraventa, sino que también contribuyen a establecer una línea cronológica verificable de la procedencia.
2. LA PROCEDENCIA: MI OBRA EMPIEZA A TENER HISTORIA
La procedencia no es solo un dato: es la biografía de la obra. Saber por qué manos ha pasado, en qué galerías se ha mostrado o qué coleccionistas la han tenido es una parte esencial de su identidad.
Las facturas actúan como huellas documentales de esa historia, y son especialmente relevantes cuando la obra entra en el mercado secundario.
Una pieza respaldada por facturas del artistas y de galerías, puede aumentar su valor de forma significativa. En cambio, una obra sin documentación tiende a generar desconfianza, aunque sea auténtica.
Baker (2015) dice que “las facturas constituyen el elemento más sólido en la verificación de la titularidad”.
En el ámbito del coleccionismo y las subastas, las obras acompañadas de facturas completas suelen alcanzar mayor valor y generan más confianza entre los compradores y tasadores. Además, en caso de reclamaciones o disputas legales, la documentación económica puede resultar decisiva.
Por eso, si quieres seguir de cerca el recorrido de mis obras y recibir novedades sobre exposiciones, suscríbete a mi newsletter
3. VALOR ECONÓMICO Y FISCAL: CUIDAR EL PRESENTE Y EL FUTURO
Como artista, las facturas también me ayudan a mantener claridad sobre los números.
Registrar cada venta con detalle me permite:
• Conocer mis ingresos reales.
• Justificar las operaciones ante Hacienda.
• Tener un historial que respalde futuras ventas o exposiciones.
Es fácil subestimar esto, pero las facturas me protegen de sorpresas desagradables y son la base de un crecimiento profesional ordenado.
AXA XL (2019) resalta que la documentación de procedencia, incluidas las facturas, es clave para mitigar riesgos en transacciones de arte.
Las facturas permiten conocer la evolución del valor de mercado de una obra.
Cada compraventa registrada aporta un dato económico que sirve para estimar su revalorización, realizar tasaciones o justificar operaciones fiscales.
Además, las facturas son esenciales para declarar plusvalías o para acreditar el valor de una obra en donaciones y herencias. En transacciones internacionales, también actúan como documento aduanero que evita sanciones y bloqueos.
4. SEGURIDAD PARA TODOS: CONFIANZA ENTRE ARTISTA Y COMPRADOR
Cuando entrego una obra a un coleccionista o galería, firmar la factura es como firmar un pacto de confianza, porque para ellos es la seguridad de que están adquiriendo algo legítimo; para mí, es la protección de mi trabajo y la garantía de que la transacción es transparente.
Han habido casos a lo largo de la historia en los que un comprador dudaba sobre una pieza, y gracias a la factura, se pudo resolver la confusión rápidamente, sin tensiones, y fortaleciendo la relación de confianza.
Henry (2021) comenta: “Las facturas verificables son el primer nivel de protección jurídica en la compraventa de arte, especialmente en el mercado secundario”.
Las facturas protegen los derechos de ambas partes en la transacción:
Para el comprador:
• Actúan como garantía de autenticidad y prueba de propiedad.
• Permiten reclamar legalmente en caso de falsificaciones o irregularidades.
• Facilitan la contratación de seguros y la tasación del bien.
Para el vendedor:
• Constituyen una defensa ante reclamaciones posteriores, dejando constancia del precio, la descripción técnica y las condiciones de venta.
• Refuerzan la transparencia profesional y la reputación de la galería o el artista.
📍 Ejemplo real: En 2014, una disputa entre un coleccionista y una galería londinense sobre una escultura atribuida a Damien Hirst se resolvió gracias a la factura original, donde figuraba la fecha y la descripción exacta de la pieza. Sin ese documento, el caso habría sido irresoluble.
Por mi parte, manejo cada detalle de mis obras, sígueme en Instagram @marilonieto_art para más detalles.
5. DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA: CONTAR LA HISTORIA COMPLETA
Aunque las facturas son esenciales, su valor se multiplica cuando se conservan junto a otros documentos que construyen la historia completa de la obra:
• Certificados de autenticidad (emitidos por el artista, su fundación o galería).
• Contratos de compraventa o correspondencia comercial.
• Catálogos razonados y publicaciones donde la obra figure registrada.
• Informes de restauración y análisis técnicos.
• Fotografías de exposiciones o de su instalación original.
• Permisos de exportación e importación, especialmente en obras de valor patrimonial.
Todo ello construye el expediente de cada obra, una especie de biografía que puede ser invaluable en el futuro, cuando mis obras comiencen a viajar por colecciones y exposiciones.
RICS (2020) advierte que “la ausencia de facturas reduce la credibilidad de toda la cadena documental”.
6. MEMORIA CULTURAL: LA FACTURA COMO TESTIGO DE MI TRAYECTORIA
Más allá de lo económico, las facturas son testigos de mi camino como artista.
Cada venta documentada marca un hito: mi primera colección vendida, mi primer encargo importante, mi entrada en una galería reconocida. Escribirlas, firmarlas, guardarlas es crear memoria, no solo un registro fiscal.
Más allá de su utilidad económica, las facturas se han convertido en fuentes de información histórica, por ejemplo, los archivos de galerías como Leo Castelli o Marlborough conservan miles de facturas que hoy sirven para reconstruir la historia del arte del siglo XX: precios iniciales de artistas como Warhol o Bacon, compradores, fechas de venta, etc.
Estas facturas no solo documentan operaciones comerciales, sino que narran la biografía económica del arte moderno. Para historiadores, conservadores y fundaciones, son herramientas de investigación tan relevantes como los propios catálogos o manuscritos.
7. MIS BUENAS PRÁCTICAS: CUIDAR CADA PAPEL COMO CUIDO CADA OBRA
He aprendido que, para un artista, cuidar la documentación es tan importante como cuidar la obra misma. Tanto coleccionistas como artistas y galerías deben aplicar políticas de conservación documental rigurosas:
1. Exigir siempre factura original en toda transacción, incluso en ventas directas entre particulares.
2. Digitalizar los documentos en alta resolución y mantener copias de seguridad.
3. Anotar el número de inventario o referencia del certificado en la factura.
4. Guardar toda la documentación unificada en un dossier o carpeta archivística.
5. Actualizar los datos tras cada compraventa o cambio de titularidad.
📍 Ejemplo práctico: La Fundación Antoni Tàpies conserva digitalmente todas las facturas conocidas de ventas históricas, lo que ha permitido recuperar obras desaparecidas y validar piezas que aparecieron en colecciones privadas sin registro previo.
En el fututo, cuando mire atrás, quiero ver no solo lo que he creado, sino la historia de cómo mis obras han encontrado su camino en el mundo.
8. CONCLUSIÓN
Cada factura es parte de mi historia, para mí, como artista, las facturas no son simples papeles: son la primera huella de la vida de cada obra. Son la prueba de que alguien creyó en mi trabajo, de que una pieza ha encontrado un hogar, y de que mi arte empieza a dejar su historia en manos de otros.
Si quieres estar al día de mis nuevas obras, exposiciones y reflexiones sobre el arte contemporáneo, suscríbete a mi newsletter, sígueme en Instagram @marilonieto_art o consulta mi galería de arte online


